*Práctica
El voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por una cerradura, por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, etc. La masturbación acompaña, a menudo, al acto voyeurista. El riesgo de ser descubiertos actúa, a menudo, como un potenciador de la excitación.
A la tendencia voyeurista se le asocia frecuentemente la tendencia exhibicionista, esto es, disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o completamente desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista.
El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres, mayoritariamente heterosexuales, ya que es el hombre el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual.
Es necesario, por lo tanto, distinguir entre voyeurismo y actividad sexual normal, en la que también se produce una excitación al contemplar la desnudez. La diferencia estriba no solo en el consentimiento o conocimiento de la persona observada que, en el caso del voyeurista, rara vez existe, mientras que en la actividad sexual normal se sobreentiende que sí, formando en este último caso parte de la totalidad de la actividad, no siendo en si misma la totalidad (la parte por el todo), sino también en la exclusividad de la observación como conducta sexual, carente de interacción física interpersonal.
En lo que respecta a los rasgos de personalidad del voyeurista, estos sujetos suelen ser tímidos durante la adolescencia y con cierta dificultad a iniciar o mantener relaciones de pareja. No son sujetos especialmente propensos a poseer rasgos especialmente patológicos.
El “candaulisme” es un comportamiento consistente en que el mirón deriva placer al observar a su pareja mientras mantiene relaciones sexuales con otra persona.
Para el gusto voyeurista se han creado los llamados peep shows, que son actuaciones que se realizan en vivo en los sex shops o que se observan en la red Internet por medio de una Web cam. Estos shows por lo general muestran a mujeres que fingen no saber que son observadas durante el acto de desnudarse o mientras se masturban.
Por extensión el término es también utilizado en un amplio contexto: por ejemplo se habla del “voyeurismo del telespectador” frente a unas imágenes o acontecimientos relacionados con las personas y su intimidad o su desnudo.
La palabra voyeurista o mirón también se puede definir como alguien que disfruta siendo testigo de situaciones de sufrimiento o desgracia de otras personas (schadenfreude).
*Penalización
El Reino Unido agregó esta ofensa al Sexual Offences Act of 2003, criminalizando el acto de espiar a alguien sin su consentimiento.
Canadá creó una ley similar a finales de 2005, declarando al voyeurismo un delito sexual.[1]
EE. UU. también penaliza esta práctica y en nueve estados del país hay leyes que castigan específicamente el “video voyeurismo”, lo cual implica filmar a alguien sin su consentimiento mientras se encuentra en situaciones privadas.
*En el cine
En los años 80, Brian De Palma tocó nuevamente el tema en su ya clásica “Doble cuerpo” ("Body Double" en original), con Melanie Griffith de protagonista. En 1989 el cineasta francés Patrice Leconte mostró a un voyeur enamorado en su film “Monsieur Hire”; protagonizado por una muy joven Sandrine Bonnaire y Michel Blanc, en el papel de Monsieur Hire.
Recientemente, el director austriaco Michael Haneke mostró su perspectiva en “Caché”, una producción francesa/austriaca estrenada en el 2005.